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Polonia es, desde mediados del siglo XX, uno de los máximos exponentes de la tradición cartelística mundial. El triunfo de la llamada Escuela polaca del cartel se debe, en gran medida, a su empeño en dotar al cartel de autonomía en el mundo del arte. La conquista de esa autonomía fue aquello que lograría otorgar al cartelismo polaco su libertad, y a las obras de sus artistas, autenticidad. Witkacy en cartel presenta una colección única de carteles polacos diseñados para obras teatrales de Stanislaw Ignacy Witkiewicz [Witkacy], uno de los creadores europeos más influyentes en la primera mitad del siglo XX.
//Con la colaboración del Instituto Polaco de Cultura de Madrid.
Del 12 de abril al 05 de mayo
También conocido como Witkacy, Stanislaw Ignacy Witkiewicz (1885-1939) es una de las figuras fundamentales para entender el devenir del teatro en Polonia a lo largo del siglo XX. Influencia indiscutible para creadores como Tadeusz Kantor, Jerzy Grotowski o, más actualmente, Krystian Lupa, Witkacy hace suyo el apelativo de artista total: dramaturgo, novelista, fotógrafo, pintor, poeta, teórico y agitador cultural de la Polonia del periodo de entreguerras. Explorador incansable de los límites de la teatralidad, St. I. Witkiewicz aborda en su obra la reflexión esperpéntica sobre la normalidad, la locura, los convencionalismos y la creación artística como elementos donde plasmar sus concepciones filosóficas sobre el declive de la sociedad contemporánea, la mecanización y la alienación. Defensor a ultranza de un teatro antinaturalista donde predomine el elemento fantástico a la hora de abordar su dramaturgia con los actores, sus obras son sueños grotescos, ritos de paso hacia una experiencia artística radical.
+info:
La denominada Escuela polaca del cartel obtiene el reconocimiento internacional en 1949, cuando el diseñador gráfico Henryk Tomaszewski recibe los cinco primeros premios en la Exposición Internacional del Cartel Cinematográfico en Viena. Esta primera generación de artistas de postguerra viviría su “época dorada” entre mediados de los años 50 y finales de los años 60 del pasado siglo, teniendo una influencia decisiva en la evolución del arte del cartel en las décadas posteriores. La creación del primer museo en el mundo dedicado al cartel tiene lugar en Wilanów, en 1968.
Dentro de la tradición cartelística polaca pueden diferenciarse dos corrientes fundamentales: una corriente intelectual y una corriente emocional. La primera, a través de un trabajo de síntesis y del uso de la metáfora, pretende suscitar en el receptor un pensamiento autónomo; la segunda, en cambio, con un carácter predominantemente pictórico y emotivo, se remite a la tradición artística y cultural polaca, actuando poderosamente sobre la imaginación del espectador. La primera bebe del cartelismo constructivista, haciendo hincapié en los recursos tipográficos y en el empleo del color y la composición. La segunda, parte de lo figurativo y del dramatismo gráfico polaco, utilizando elementos surrealistas cargados de sensibilidad metafísica.
Casi con seguridad, el gran triunfo de la Escuela polaca se debe a que consideraron al cartel como fruto de una creación artística, como manifestación de la expresión individual del artista. Su empeño fue siempre el de dotar al cartel de autonomía en el mundo del arte. Y fue la conquista de esta autonomía aquello que lograría otorgar al cartelismo polaco su libertad, y a las obras de sus artistas, autenticidad. Como consecuencia de la confrontación con la línea propagandística oficial de la Polonia comunista, surge el combate en los símbolos, la conformación de una iconosfera desde la metáfora. El cartel se convierte así en una suerte de epifanía, que tranquiliza las ansias de representación: representa lo irreal, lo inimaginado. El refinamiento poético, la forma pictórica y el carácter visionario, hacen del cartel una parte de la nueva iconografía, predispuesta a la reflexión.
Henryk Tomaszewski, el gran maestro del cartelismo en Polonia, al ser preguntado en 1974 por el fenómeno de la Escuela polaca del cartel describe el nuevo grafismo polaco con estas palabras: iniciamos una nueva forma de comunicación entre diseñador y receptor. Creamos un nuevo lenguaje semántico consistente en el rechazo a la descripción narrativa en beneficio de una abreviatura, una metáfora, una asociación… Simplemente cambiamos una imagen para mirar por una imagen para leer.
Mikolaj Bielski
área: Visualidades
creador/a: VV.AA
precio: Entrada libre