08.04.2024
Por unas artes escénicas vivas → carta de Mikolaj Bielski, director artístico de Réplika Teatro
Por unas artes escénicas vivas
No existe diversidad en los teatros madrileños. La inclusión de los grandes despertares de nuestro tiempo aparece meramente como “temas” en la mayoría de programaciones de los grandes centros financiados con dinero público. No hay rastro de creadorxs negrxs, migrantes, liminales, identitariamente extranjerxs. Ni rastro de representación en los grandes centros de la representación.
Tampoco se encuentran, allí, autorxs que no tengan al texto como bandera. Y, si se encuentran, son anécdotas en un desierto narrativo. Desierto por lo homogéneo. Desierto porque la mirada es siempre desde un antes, un previo, un preexistente que legitima todo lo posible que esté por llegar. Un fantasma que presagia a un cuerpo. Un fantasma que hace arrastrar a lo posible sus cadenas.
No hay afueras en los teatros madrileños. Cómo, sin ser afuera, va a ser posible ir de la mano de los tiempos. Cómo, sin ser también afuera, podremos ser críticos. Qué relato se está construyendo si no hay voces, adentro, que vengan de fuera. Si la medida es la vara. Si lo comedido es razón, como razones bien medidas tiene la administración, impermeable si no hay otrxs que, con su práctica, le digan: te quedaste atrás, pon en marcha tu acomodada maquinaria, has de responder ya a lo que hace diez años cambió.
Tenemos, en su lugar, aperturas atenuantes. La apertura como movimiento autocomplaciente; una fuga que refuerza la estanqueidad, que obliga a tratar a lo centrífugo solo como fuga. Un capricho en el territorio fortificado del teatro. Como si lo centrífugo no dijese nada del lugar del que parte / de su lugar de origen y contra el que existe / sobre el que toma impulso / sobre el que se eleva, creando nuevo mundo en su movimiento y haciendo aparecer, por su desplazamiento, nuevos centros.
Qué futuro se quiere construir si quienes tienen espacio en los teatros madrileños son solo aquellxs con las ideas claras, con lugares encontrados. Qué futuro se puede construir contodolugaresencontrados. Construir un futuro, hacerlo realmente, es dejar espacio a quien tiene que encontrar todavía, a quien tiene que encontrarse en la práctica, con otrxs. Poner a su disposición los mejores recursos para que la búsqueda no sea supervivencia.
Entiéndase la dirección de esta carta. Hay muchxs, desde hace años, pensando y haciendo generosamente, intentando abrir espacio. Pero la responsabilidad de la diversidad no puede cargarse sobre espacios cuya línea de flotación es inestable.
¿Por qué creemos que el afuera no nos representa?
La discusión y el conflicto entre los teatros privados y los teatros públicos es pasado y presente.
Me pregunto si para mirar al futuro debemos pensar en qué creemos sin que la discusión y el conflicto lo acapare todo, para que las tensiones no se vuelvan casposas. Para que la discusión sea fértil. Para que aquellxs que llevamos realizando una labor pública tantos años podamos arriesgar sin ponernos en juego.
¿En qué creemos de lo público? ¿En qué cree lo público de nuestra labor?
Esta carta no es un grito al aire, es una declaración de intenciones, una promesa. La promesa de que otro paisaje es posible. Un paisaje cultural más permeable, diverso y arriesgado.
No es suficiente, no está siendo suficiente.
La apertura no puede ser anécdota, no puede ser excepcional. Las instituciones públicas deben entender que muchxs de nosotrxs queremos y debemos hacer más, pero que esto, en este momento cultural, es imposible sin el entendimiento y el apoyo real de lo público.
Las instituciones lanzan ayudas a la creación y a la programación. La propia palabra “ayuda” ya nos aleja de cualquier diálogo horizontal y con futuro.
Romeo Castellucci llega a Réplika Teatro, una más de las muchas salas privadas de pequeño/mediano formato en la ciudad de Madrid, todas dependientes del dinero público. Esto es, para el gremio, seguramente, un pequeño hito. Este hito significa muchas cosas pero, sobre todo, la demostración de que un espacio, público o privado en este caso, puede desbordarse. Significa que es posible que cosas que nunca han ocurrido puedan ocurrir. Significa que el deseo bien organizado puede transformar un espacio, a unxs artistas, a un público.
Lo público no puede ser un muro, un cierto enemigo. No tiene sentido, no puede ser así. Reimaginar los ecosistemas culturales es necesario y urgente, y debemos hacerlo entre todxs.
Nuestro deseo es buscar nuevos centros donde la diversidad del arte contemporáneo gravite. La nueva creación contemporánea no es sólo una fuga, el deseo no está al margen de un espacio y las promesas no son de aquellxs que piensan que todo es posible. No todo es posible, pero tampoco está todo perdido.
Nada tendría sentido sin un anhelo compartido entre artistas y teatros. Si nuestro anhelo no fuese el mismo que el de muchxs artistas que han pasado por nuestro teatro, este teatro, Réplika, no sería posible. Si nuestro anhelo no fuese compartido con lxs artistas, no tendríamos ahora este teatro. Una pulsión sostenida por Socorro y Jarek durante más de tres décadas. Porque para que ahora podamos decir esto, ellos han hecho entonces. Porque siempre somos herencia y acogida.
Un teatro no puede existir para sobrevivir.
Un teatro es otra cosa. Un deseo real, una realidad del deseo, algo que deberíamos imaginar y reconstruir ininterrumpidamente.
Este movimiento pone en marcha una fe que reza: ojalá poder programar fuera de los cánones; ojalá poder programar poniendo en crisis el espacio de representación sin poner en crisis la supervivencia de nuestro espacio.
Creo que nuestra labor desde fuera de lo público es tensar continuamente a lo público, para acercarlo a los tiempos, aunque la consecución de esa concomitancia sea, por siempre, una aporía.
Los próximos 12, 13 y 14 de abril, en un teatro privado de mediano formato, sostenido en el tiempo por el ahínco de una familia, acontecerá una tensión que es una oportunidad para pensar de nuevo qué circuito tenemos y qué circuito debemos construir.
Lo que nosotrxs hacemos desde Réplika es, a todas luces, insuficiente, pero sí puede, al menos, alumbrar un camino posible donde la apertura permee.
Mikolaj Bielski
Director artístico de Réplika Teatro