17.05.2017

Entrevista a Mikolaj Bielski en la Revista ADE TEATRO con ocasión del Premio ‘José Luis Alonso’ para jóvenes directores 2016

 

ENTREVISTA DE CARLOS RODRÍGUEZ

ADE Teatro nº 165

 

– Enhorabuena por este premio “José Luis Alonso” para jóvenes directores, que has ganado por tu dirección de El éxtasis de los insaciables, a partir de textos de Witkiewicz. ¿Cómo nació la idea de realizar este espectáculo?

Gracias. El primer acercamiento tuvo lugar en marzo de 2015, por encargo del Instituto Polaco de Cultura para La Noche de los Teatros. La intervención debía ser una lectura dramatizada de una obra de un autor polaco del siglo XX. Elegí a Witkiewicz, por mi fascinación personal hacia su obra y por el momento en el que nos encontrábamos como compañía. Tras realizar a Koltès, “Combate de negro y de perros”, y aproximarnos a la creación poética desde la poesía de Szymborska, necesitábamos un material dramático que nos obligase a confrontarnos con nuestras limitaciones y con nuestra zona de confort creativa. La dramaturgia antinaturalista de Witkiewicz impone una búsqueda formal y una apertura hacia otras lógicas interpretativas y de sentido.

 

– Por lo que sé, ha sido un largo “work in progress” que ha durado más de año y medio hasta su concreción final, en noviembre de 2016. ¿Podrías explicar brevemente cuál ha sido el proceso de trabajo?

Ha sido un proceso largo dividido en varias fases. Desde un principio desechamos la posibilidad de trabajar sobre una obra completa de Witkiewicz. Sus obras pertenecen a un tiempo y a un contexto histórico concreto: la Polonia del periodo de entreguerras y los albores de la Segunda Guerra Mundial. En su diagnóstico, hay muchas similitudes con nuestro presente, pero sus temáticas son muy variadas, y no todas han soportado por igual el peso del tiempo. Intentamos rescatar ciertos patrones temáticos que dialogasen con nuestro presente y ciertos personajes arquetípicos presentes de forma reiterada en el conjunto de la obra de Witkacy. No hubo, pues, una estructura dramatúrgica predefinida. En connivencia con los músicos, que han estado presentes desde el comienzo y han sido un elemento propositivo fundamental en el proceso, transitamos materiales de diferentes obras, seleccionando fragmentos, y fuimos conformando un discurso escénico desde la práctica.

Tras una primera aproximación, deudora de la tradición formal con la que se suele representar el universo witkaciano, entramos en una fase más reflexiva, de análisis sobre lo ya construido, haciendo hincapié en el trabajo sobre la presencia escénica. Una vez más, el motor de búsqueda fue un cierto sentido del presente. Tras acercar los textos a nuestro contexto histórico, era necesario acercarlos asimismo al presente personal de cada uno de los miembros del reparto. Para el proceso fue importante, también, nuestra participación en dos ediciones del ALTOFEST International Contemporary Live Arts de Nápoles (2015, 2016), en cuya última edición abrimos el proyecto a la interacción externa a través de una residencia en teatro comunitario con el barrio napolitano de La Pedamentina. De esa experiencia nacieron muchas de las dinámicas escénicas que luego se incorporarían a la obra.

 

– Tus trabajos se han dedicado sobre todo a los autores polacos contemporáneos: Witkiewicz, Mrożek, Rózewicz, y la poetisa Wisława Szymborska son algunos de ellos ¿Cómo se va confeccionando tu repertorio personal? ¿Cuáles son tus intereses temáticos, estilísticos…?

Creo que la mayoría de autores que he trabajado hasta la fecha –Koltès, Beckett, Szymborska, Witkiewicz o, recientemente, Maslowska- tienen en común una cierta poética de lo terrible. Vivir el teatro como experiencia radical implica, hoy en día, repensar constantemente el lugar del espectador y ser capaces de mirar fuera para cambiarnos dentro; abrir el teatro al encuentro con otras disciplinas artísticas y a nuevos modos de relacionarnos con el texto. En la comunicación con el otro, y el teatro es comunicación con cualquier otro, es necesario el diálogo desde el presente. La reverencia a los clásicos es un instrumento estéril para ampliar horizontes. Todos, clásicos y contemporáneos, formamos parte de un mismo movimiento de la esperanza y la rabia; desde esa consciencia, desde ese saberse iguales en tiempos diferentes, puede surgir la mirada creadora. Ese es el sentido, también, de todo colectivo: saberse uno en la diferencia. Y es aquí donde reside la potencia interpeladora y transformadora del teatro: la transmutación del deseo en fuerza colectiva. Una poética de lo terrible es uno más de los instrumentos posibles para generar cambio y experiencia artística.

 

– Tu formación y tu trayectoria están ligadas directamente a Réplika Teatro, donde eres director adjunto.¿Qué momento atraviesa el proyecto –compañía, sala, escuela- en la actualidad?

Necesitamos con urgencia un paso al frente desde la Administración. Este año cumplimos 21 años como escuela y llevamos 14 siendo el único teatro en el distrito madrileño de Moncloa-Aravaca. Creo que estamos en un momento ilusionante como proyecto, con un profesorado consolidado de muy alto nivel y un programa de estudios ambicioso, asentando transformaciones como compañía, apostando por la investigación y recuperando la idea de teatro de repertorio. Pero la situación de la sala es crítica. Nos movemos en una aporía: por un lado somos un proyecto estable y con proyección de futuro y, por otro, estamos asentados en un espacio inestable que nos impide tener la tranquilidad suficiente para seguir creciendo. El nuevo Ayuntamiento de Madrid parece tener voluntad en facilitar las cosas a las salas de mediano y pequeño formato, pero, además de la regularización de nuestra sala y de la necesidad de un cambio general en la normativa que adecúe las exigencias a la realidad del sector y de los espacios, necesitamos el reconocimiento específico para proyectos como el nuestro, que, en España, son minoría: es necesario recoger las distintas realidades de los centros teatrales madrileños o, al menos, la diferencia específica entre centros de creación con una trayectoria consolidada y, por otro lado, las salas de programación, donde la variedad cualitativa y las diferencias en antigüedad son notorias. Igualar ante la Administración a centros con un proyecto artístico propio y coherente, con salas de programación, cuyos fines son, artísticamente, diferentes, no sería acorde con la labor cultural y social que desempeñamos los primeros. El rol social es diferente y las exigencias también han de serlo. Pedimos al Ayuntamiento que haga suya nuestra actividad, reconociendo institucionalmente la labor pública y cultural que desempeñamos en los barrios y en la ciudad, y que las distintas Administraciones encuentren herramientas conjuntas para garantizar la viabilidad, normativa y económica, en la concesión de la licencia de actividad.

 

– ¿Y qué supone ahora para ti este Premio “José Luis Alonso” que te ha concedido la ADE?

Ha sido una sorpresa. Poner en valor a quienes comenzamos desde una plataforma como la ADE y recibir el reconocimiento de los compañeros de profesión es importante, contribuye a mantener el empeño pese a la precariedad. Espero, sobre todo, que el premio ayude a dar visibilidad a nuestro trabajo. Para nosotros demuestra, también, algo valiosísimo: todavía hay lugar para la creación independiente en este país. Estoy muy agradecido.

 

– ¿Hacia dónde te diriges en la actualidad?¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Impedir, por todos los medios, que Réplika Teatro desaparezca como centro de creación.